jueves, 6 de agosto de 2009

El placer de rebañar la taza

Para empezar nuestras andadurías, una pequeña redacción para que se nos quede buen sabor de boca.

Después de una dura jornada, no hay nada mas reconfortante que llenar una buena taza de chocolate desecho con grumitos. Me encanta el vapor que desprende de lo caliente que lo vierto y la musicabilidad del impacto contra la taza. Observo tan lindo espectáculo desde arriba mientras voy inspirando el agradable aroma del chocolate mas desecho al mismo tiempo que lo remuevo con el índice para comprobar que la espesura es la óptima. Seguidamente, me introduzco mi improvisado chupa-chup de chocolate en la boca y voy adquiriendo su exquisito sabor mediante un baile lento con la lengua. Al cabo pocos segundos me voy a la cocina a por un poquito de pan mientras que por el camino me intento sacar los grumitos de chocolate de entre los dientes.

Ya están todas las piezas dispuestas: los taquitos de pan, yo y mi chocolate con grumitos. Me siento de rodillas en el suelo y con el pan comienzo a rebañar la taza. Ahora el sabor que desprende sobre mis papilas gustativas es mucho mas intenso, y como si de una droga se tratase empiezo a apretar cada vez mas la lengua contra el paladar para conseguir que el sabor me penetre todavía mas.

Una vez que el pan se a acabado, rebaño la taza con mi propia lengua. Cuando finalmente solo obtengo el sabor de la porcelana, bajo la tapa y tiro de la cadena.

2 comentarios:

  1. xD Quien haya escrito esto está un poco chalado. El final te hace revolverlo todo :S

    pd: me gusta :)

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  2. pues a mi me ha gustado. Interesante relato

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